viernes, 17 de junio de 2016

Crónicas Globulares Serial 16: Cónclave de esclavos



La concha de nautilo les servía de refugio.
Habría unos doscientos duendes.
En el centro, sentados en corro, deliberaban los cabecillas:
—Deberíamos escabullirnos entre la población y procurar que no nos pesquen más —decía uno de gruesos labios.
—No, lo mejor sería volver a nuestras alejadas casas —contestó otro de ojos saltones.
—Yo creo que lo mejor sería que nos fuéramos directamente a los arrecifes de ese maldito esclavista y le diéramos una lección —sugirió el duende que ayudo a Barael en la pelea.
Los demás duendes le apoyaron enseguida gritando enfervorecidos.
Esta vez fue Barael el que intervino pese a los continuos intentos disuasorios de su compañero Azí. Para el joven duende los sucesos previos ya habían generado suficientes problemas, ¿para qué comprar más? Pues nada:
—¿Y qué ganaríais con eso? —empezó el duende blanco.
—Le daríamos una lección a Azbrón —respondió rápidamente el del pelo rizado.
—Me temo que sí. Podríais; pero, ¿pensáis de verdad que así resolveríais el problema?
Los mineros le miraban con ojos de borrego.
Barael se puso de pie para enfatizar sus palabras:
—Pues yo creo que no. Me temo que así lo único que conseguiríais es empeorar las cosas.
—¿Y qué propones tú, extranjero? —dijo despectivamente el de los ojos saltones.
El resto le miró esperando que dijera una tontería.
—Pienso que deberíais atajar el problema desde su raíz. Tenéis que asaltar el Palacio de Coral y obligar a Azión a que derogue la esclavitud.
Se escuchó un pedo.
Era Azí, se había cagado de la impresión.
El resto de los duendes le miraron incrédulos y comenzaron a abuchearle e insultarle.
—Éste está bobo —fue el comentario más empleado.
Azí se levantó. La verdad había que admitirla, aunque ello significara abrir la puerta hacia el mismísimo apocalipsis:
—Él tiene razón, eztúpidoz. Zi vaiz al randcho de Azbrón y lo arrazáiz, conzeguiréiz que el rezto de loz ezclaviztaz ze unan en una cruzada contra vozotroz y no paren hazta daroz caza. Para elloz, y para laz leyez, no zoiz máz que animalez. Cambiad ezo. Cambiad laz leyez. ¿Qué preferíz: Morir luchando por abolir la ezclabituz o vivir prozcritoz huyendo continuamente de ella? Yo, en vueztro lugar, no lo dudaría: Hay que ir a por Azión.
Barael repitió apoyando a su amigo:
—¡Hay que ir a por Azión!
El minero del pelo rizado se levantó y dijo enérgicamente:
—¡Hay que ir a por Azión!
Los mineros gritaron al unísono:
—¡Iremos a por Azión!
>> ¡Rey Azión!
>> ¡Rey Azión!
>> ¡Romperemos tu romblón[1]!


(c) Rafael Heka
(c) 33 Ediciones
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[1] Parte por la que amargan los pepinos marinos, ubicada al final del conducto excretor.


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